4. ¿DONDE?
La peor pesadilla
de las madres y padres es que su hija/o tenga una monumental rabieta en
público. Ahí os ha cogido pero bien.
Cuando las rabietas
se dan en lugares públicos, la niña o el niño cuenta con la ventaja de que los
padres no pueden (o no deben) ignorarlos o dejarlos estar mientras dura el
espectáculo y no pueden dejarlas/os en su cuarto porque no se encuentran en
casa. En esta situación no debemos ceder nunca a sus peticiones (salvo que sea
algo lógico, como que lleve horas sin beber y quiera una botella de agua) ya
que estaremos reforzando la conducta y eso no es lo que queremos. Lo que se
debería hacer es sacar a la niña/niño fuera del recinto y calmarlo. Se que esto
es complicado, porque a veces la madre/padre/abuelos se encuentran solos con la
criatura, pero si en esos casos se puede y no estáis solos, uno de vosotros
debe sacar a la niña/niño fuera y calmarlo.
Cabe decir que una
buena parte de los padres cede ante las peticiones para evitar seguir montando
el numerito y ser el objetivo de todas las miradas. Hay que ser fuertes y hacer
de tripas corazón, aunque nos esté mirando el de seguridad del súper, si no se
puede sacar a la criatura fuera lo mejor es ignorar esa conducta en la medida
de lo posible y siempre que no corra ningún riesgo.
5. QUE NO HACER.
No debemos
reaccionar con ira ya que nos estaríamos poniendo a su altura, respondiendo a
una rabieta (del niño) con otra rabieta (del adulto, por el enfado). Es
necesario reaccionar con toda la calma que tengamos, entendiendo este tipo de
conducta y evitando sentirnos culpables.
Cuando un niño
está en plena rabieta no podemos razonar con él y dar largas explicaciones
mientras se reboza por el suelo no es la mejor opción. Si además se le riñe en
ese momento solo conseguimos aumentar la intensidad de la rabieta en la mayoría
de casos.
6. QUÉ HACER.
-Permitir
desarrollar su autonomía personal en su día a día.
-Permitir que realicen pequeñas elecciones frecuentes, en el
terreno de lo aceptable.
-Poner bien claros los límites. Esto es: lo que no le vamos a
consentir de ninguna manera y las consecuencias que tienen tiene. También sería
bueno que supieran que le vamos a permitir.
-Decirle no. Y no es NO. Es cierto que no
debemos abusar de la negación, ante todo hay que proporcionarle una explicación
a la negación, pero tienen que aprender el significado y aceptarlo.
-Los padres han de
ser coherentes y consecuentes, se debe cumplir lo establecido.
-Cuando tiene una
rabieta dejar que se tranquilice. Debemos retirarle la atención hasta que se
calme. No se debe mantener ningún tipo de comunicación con el niño (ni verbal
ni no verbal).
-No se deben usar
chantajes emocionales ni jugar con el "así no te quiero" o el
"ahora te quiero más".
-Limitar las frustraciones según el temperamento del niño y sus
ritmos. Si el niño es muy nervioso necesitará movimiento y correr cada día, o
si se pone de mal humor cuando tiene hambre habrá que evitarlo.
-Los niños tienden a tener más rabietas cuando están cansados o
cuando no han dormido lo suficiente, están malitos o tienen hambre.
-Podemos avisar al niño con tiempo, unos 5 minutos antes para que
deje de realizar lo que está haciendo, en lugar de hacerlo de repente.
-La primera
reacción que debe tener un adulto debe ser de ignorancia hasta que vuelta a un
comportamiento normal.
-Cuando el niño
vuelva a una conducta normal debemos hablar con él o ella y mantener algún
tipo de comunicación verbal o no verbal (caricias) y dejar claro que la
conducta premiada será siempre la adecuada y no la rabieta.
-Una vez que se le
pasa la rabieta hay que intentar explicarles que esa forma de actuar no es la
más adecuada para resolver los enfados y que le ignoraremos cuando actué con
una pataleta.
-Hay que
expresarles que entendemos lo que sienten pero que aun así, no nos gusta como
se ha portado ni lo que ha hecho.
-Los padres deben
mostrarse contentos ante los primeros intentos de autocontrol del niño y esto
es muy importante. Alabar su buena conducta y el hecho de que se tranquilice
solo.
**ALGUNAS TÉCNICAS
DE MODIFICACIÓN DE CONDUCTAS**
-Elogiar el
comportamiento o la conducta y no la personalidad: Debemos reprender la
conducta del niño y no al niño en sí. Se le puede elogiar cuando esté mostrando
una conducta adecuada "me gusta como te estás portando hoy". Los
elogios aumentan las conductas deseables, cuanto más concreto sea el elogio
mejor ya que el niño comprende qué es lo que hace bien y será muy probable que
lo vuelva a repetir. No es necesario elogiar constantemente, es mejor hacerlo
de vez en cuando. No se debe abusar en exceso de los elogios o solo
buscarán hacer algunas cosas para conseguir uno, y cuando ya no se lo demos
dejará de realizar esa conducta. Los elogios han de ser en el momento y no más
tarde.
-Ignorar: En ocasiones lo único que pretende es llamar la atención, así que ignorar la conducta es lo mejor para extinguir la conducta. Lo mejor es salir de su campo visual (pero manteniendo al niño en el nuestro). Debemos ser un poco actores y actrices, hacer como que no estamos viendo o escuchando nada ya que cualquier muestra de expresión puede hacer entender al niño que realmente le estamos prestando atención.
Y para muestra de todo esto, un botón.
Pues te diré que Princesita en público es más "comedida" alguna pequeña rabieta en el parque que suele terminar cuando nota que nosotros seguimos jugando como si tal cosa mientras ella berrea... eso si somos víctimas de las miradas de toda la gente del parque jajaja... pero no me importa, el caso es que ella se ha dado cuenta de que si se tira haciendo la croqueta en el parque simplemente "no pasa nada"... es más una vez que deja de hacer la croqueta se acerca a nosotros en plan mimosón.
ResponderEliminarMe ha encantado la entrada (las dos) y me has dado algunas ideas...
Las rabietas de Repollete son más breves y generalmente es más fácil de apaciguar hasta ahora lo que más le enfadaba a él era que no le entendíamos (muy poco vocabulario) y eso creo que le ha motivado para lanzarse a hablar.
Ahora se siente muy orgulloso cuando dice algo y ve que sus padres no ponen cara de tontos... y nos aplaude (¿nos estará reforzando positivamente?)